
En esta obra, por cierto, Stravinski no incurre en sus habituales excentricidades musicales (con perdón). Muy por el contrario, pretende hacer un homenaje a clásicos como Monteverdi, Mozart, Donizetti y Bizet. El resultado es, por decir lo menos, interesante. Sobre todo cuando la puesta en escena, de Robert Lepage, es imaginativa y bien dotada de recursos.

La obra, inspirada en ocho lienzos del pintor inglés William Hogarth (siglo XVIII), cuenta la historia de Tom Rakewell, al que una inesperada herencia transforma en un libertino que dilapida su fortuna entre excesos y vicios y termina su vida en un manicomio. Aquí tienes una foto de Stravinski en uno de los ensayos de "The Rake's Progress".
Por último, quiero invitarte a escuchar un fragmento de la ópera (no es la versión que vimos en el Real, lo siento).
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